Gin Tonic
El Gin Tonic (o Gin and Tonic, según prefieras) es un cóctel directo, elegante y muy refrescante. Su estructura es simple: gin, agua tónica, hielo y un cítrico. Pero aunque parezca fácil, hay pequeños detalles que marcan una gran diferencia.
Ingredientes
- 60 ml (2 oz) de gin
- Agua tónica bien fría (la suficiente para completar el vaso)
- 1 rodaja de limón (puede sustituirse por lima o incluso pepino, según el perfil del gin)
- Hielo en abundancia
Preparación
- Llena un vaso grande con bastante hielo (preferiblemente un vaso tipo balón o largo).
- Sirve el gin sobre el hielo.
- Añade la rodaja de limón.
- Completa con agua tónica, idealmente bien fría, vertiéndola suavemente para no perder el gas.
- No remuevas demasiado; un movimiento suave es suficiente.
Notas personales
Probé esta receta aprovechando que tenía agua tónica a la mano. Aunque la tónica no estaba tan fría como debería, el trago igual resultó agradable.
Lo serví en un vaso grande con bastante hielo y una rodaja de limón. El resultado fue un trago con un sabor claramente marcado por el gin —fuerte, seco y aromático— con ese amargor característico que aporta la tónica.
A decir verdad, el sabor fue un poco más intenso de lo que suelo preferir. No soy muy fan de los sabores amargos, así que lo tomé con calma. Y creo que eso es parte del punto: el Gin Tonic no es para apurar. Es un trago que se disfruta lento, con paciencia, dejando que se vaya abriendo mientras el hielo hace lo suyo.
Consejos adicionales
- Usa un buen gin: si es aromático o botánico, puedes acompañarlo con garnishes que resalten sus notas (romero, toronja, pepino).
- La tónica importa: hay muchas marcas con perfiles distintos; algunas más amargas, otras más cítricas. Vale la pena probar.
- El hielo debe ser abundante: más hielo enfría mejor y diluye más lento.
- No remuevas demasiado: la tónica es carbonatada y perderá su gas si la agitas demasiado. Vierte con suavidad y, si necesitas mezclar, hazlo con un giro leve usando una cuchara.
Conclusión
El Gin Tonic es una excelente opción para cuando quieres algo fresco y sencillo, pero con carácter. Es un trago que te obliga a prestar atención, que cambia con el tiempo y que —si se prepara bien— siempre deja con ganas de repetir.